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Por Dra Yuriria Rodríguez Castro

Urge replantear antiguas definiciones en una era donde lo único que prevalece adaptándose a la violencia política es un terrorismo con dimensiones bélicas; lo demás no volverá a ocurrir en largo tiempo, al menos no mientras las economías de las naciones estén tan deprimidas que no puedan emprender una guerra con la infraestructura de campaña que representa una costosa inversión. Es importante aclararlo, porque cada vez que algunas potencias se atacan y amenazan, surgen los temores globales de una tercera guerra mundial que no llegará.

Lo que viene es un periodo de ataques a blancos occidentales en Oriente Medio. El terrorismo que opera desde Irán comenzará a atacar a los aliados de Estados Unidos en Irak, la India, Pakistán, Egipto y otros países próximos.

Como Hezbolah es una agrupación terrorista que también es partido político oficialmente liderado por el Ayatola, se supone que obedecerá el cese al fuego como las órdenes de ataque que de él provengan, pero esto ocurriría en el caso de que el líder religioso fuera la máxima jerarquía de las organizaciones terroristas en Irán, algo de lo cual no podemos estar seguros, pues muy probablemente sea al revés, la cúpula de ésta organización sea quien le gire órdenes a él.

Dado que Hezbolah no suele atacar blancos occidentales en Occidente, salvo algunas embajadas como ocurrió en Buenos Aires en 1994, es Hamás quien tiene el repertorio del terrorismo internacional para orquestar algo en países occidentales. Por lo tanto, la segunda fase de ataques se puede esperar en eventos masivos o en lugares concurridos en países como Israel, Estados Unidos, México, Canadá, Inglaterra, Francia, Alemania y España, por mencionar algunos posibles objetivos.

Lo que Irán y Estados Unidos han tratado de evitar es el terrorismo geopolítico de su predecible enfrentamiento sin intermediarios, pero tras el ataque de Israel a Irán, se va haciendo más inminente que la política de Trump para evitar guerras frontales es la sanción económica de las designaciones terroristas y la persecución de células criminales específicas. 

Tampoco hablamos de Estados como hacen los internacionalistas, tanto Irán como Israel, están siendo controlados por organizaciones como Hezbollah y el Mossad. Si Hezbollah tiene un comportamiento de partido político y también de agrupación terrorista, el Mossad es una agrupación secreta y sectaria extremista que, para atacar, utiliza estrategias terroristas. En este análisis nos abocaremos a perfilar comportamientos terroristas.

Estados Unidos está a muy poco de entrar en el escenario central dominado por Hezbollah y Hamás, pero también por ISIS y lo que queda de la milicia de Al Qaeda, así como de las milicias kurdas y balcánicas. Veremos si Trump, con su política criminal difusa, logra evitar que su territorio y el de sus aliados sea atacado por el terrorismo.

Lo que viene es el comportamiento criminal de un terrorismo ecléctico. EU trata de activar todos los frentes al mismo, en esa plataforma México es visto como una extensión más en su propia conducta terrorista, la cual ha permitido el alojamiento y los vínculos del terrorismo transnacional y palestino con los cárteles de la droga mexicanos. Mientras, el objetivo del terrorismo internacional se aproxima: el Mundial de futbol 2026.

Los primeros objetivos para Hezbollah y Hamás serán los aliados de EU que están próximos a Irán en Oriente Medio, sin embargo, los ataques pueden escalar rápidamente hasta llegar a los aliados occidentales. Un conflicto terrorista prolongado aumentará las posibilidades de ataques en la justa mundialista.

Si se piensa que el escenario surgió de la nada, es impreciso, todo estaba en una agenda remota pero latente, la muestra está en las designaciones de los cárteles del narcotráfico como terroristas. Tampoco se puede suponer que disminuirá la tensión en materia de seguridad hacia el Estado mexicano, será a la inversa, esto complica aún más la relación entre los gobiernos de Estados Unidos y México: ahí está la prematura guerra no sólo económica de los aranceles y las remesas, sino también la investigación en contra de entidades bancarias.

La política criminal de Trump que designó a los cárteles del narcotráfico como organizaciones terroristas, lejos de ser desmedida, se quedará corta en correspondencia a las amenazas que se esperan, para empezar: el Mundial de futbol 2026 en sede compartida podría ser el objetivo evidente del terrorismo islámico, pero con esta confrontación en Irán, aún si se respeta políticamente la tregua, el magno evento deportivo quedará sumamente expuesto y tendrá que ser más vigilado que nunca.

Las organizaciones criminales más poderosas a nivel geoestratégico en esta fase son Hamás, Cartel de Sinaloa, Cartel Jalisco Nueva Generación, la Mara Salvatrucha y Tren de Aragua. Sin embargo, Hezbollah, Hamás y las milicias regionales, tienen su acceso principal por la ruta de Irán, incluidos también los milicianos kurdos y balcánicos de fuerte influencia rusa.

El etnocentrismo extremista de Hezbollah y Hamás

Hezbollah tiene raíces ideológicas etnocentristas al igual que Israel, pero es el grupo más extremista surgido de éstas: conforme fue avanzando dentro de las muchas milicias del movimiento palestino, fue Hezbollah el resultado de su máxima radicalización, por lo tanto, la ideología cumple la función de ser válvula de escape o evasión de la violencia, sin embargo, con el triunfo ideológico del populismo, el factor ideológico funcionó como un mayor detonador de odios y violencias terroristas. 

Al respecto hay mucho que estudiar, pero lo que nos interesa por ahora es saber si Hezbollah aún tiene raigambre social como para que sus seguidores y miembros vean en el etnocentrismo algo que se confunde con nacionalismo y revolución, y si aún hay un potencial ideológico en su estructura, también sería clave saber si será capaz de cambiar su comportamiento de ataque como para ser por sí solo una amenaza en estos tiempos.

Sin embargo, parece que ese lugar lo ha tomado Hamás, quien sí ha demostrado ser capaz de atacar y sorprender en épocas de mayor violencia, sin tener que recurrir a otras organizaciones aliadas.

En Hezbollah existe un sector que sigue siendo muy ortodoxo y, por lo tanto, muy doctrinario en cercanía con el Ayatola, pero no se sabe aún si tendrá las mismas consecuencias de impacto regional o global que tenía antes, por eso resulta un objetivo inocuo para Trump, pues no implicaría mayor impacto que el de un grupo reducido, no conocemos si hay un clamor popular que lo respalde, o más un hartazgo social que lo termine de aniquilar políticamente. Lo que tendría que ocuparnos es saber cómo Hezbollah opera en México, pues si quisiera afectar a la región Norteamérica, es en este país donde tiene toda la estructura para hacerlo. 

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