Por Sophia Huett
Inicia una nueva era con perfiles, partidos, estilos diferentes, que coinciden todos en un solo tema: es necesario disminuir la violencia y mejorar las condiciones de seguridad.
¿Qué se tiene que hacer para lograrlo?
No por orden de relevancia, sino por enunciación: contener el flujo de armas.
Todo ocurre por y desde un arma. Así de sencillo. Por más demandas que se interpongan en Estados Unidos, cuando los cañones ingresan a nuestro territorio, se vuelven una responsabilidad y problema del Estado Mexicano.
Las armas no solamente son utilizadas por el crimen organizado, su presencia en los delitos patrimoniales, provocan también desenlaces fatales.
No se puede ocultar el sol con un dedo. Aunque se hizo el mayor de los esfuerzos y existió la mejor de las voluntades por cumplir con una instrucción, en la administración federal que recién concluyó, al menos por la Guardia Nacional, los aseguramientos de armas disminuyeron en comparación con la institución civil a la que sustituyó.
Recabando cifras del INEGI e informes institucionales de la institución civil que vestía de azul y que fue extinta por el acuerdo de TODOS los partidos políticos, en el año 2022 los aseguramientos de armas disminuyeron 40% respecto al 2017, mientras que en la comparación 2020 con el mismo 2017, la baja es de 60%.
¿Qué significa esto en cifras? Que una institución de 40 mil integrantes civiles vestidos de azúl aseguraron en 2017, dos mil 367 armas; en tanto, una institución de 110 mil integrantes vestidos de gris, aseguraron mil 414 en el año 2022, la última cifra disponible.
Y aunque el aseguramiento de cartuchos aumentó hasta en 7 millones en 2021 y 3 millones en 2022, en comparación con los “apenas” miles de antes, la razón de ello no siempre es la más positiva. Recordemos que en junio del 2021, en un hecho inédito, fue robado un cargamento de 5 millones de cartuchos que eran trasladados en carretera federal con destino a Estados Unidos. Siete días después el cargamento fue recuperado mientras realizaban “labores de patrullaje” de autoridades federales.
¿Qué provocó una mayor capacidad de fuego tanto de los criminales de a pie como de las organizaciones criminales? El poder económico de los grupos delictivos no ha sido mermado, la investigación y la inteligencia se convirtieron en “áreas de oportunidad” para detener la entrada de armamento al país, así como contar con fronteras internacionales porosas en donde no se aplica el uso de la tecnología. A ello se suma la disminución de inspecciones en carreteras federales, puertos y aeropuertos: no por nada un arma viaja cientos de kilómetros por México hasta llegar a su destinatario.
Equipos de inspección no intrusiva en la frontera y carreteras, investigación binacional para la detección de grupos dedicados al tráfico de armas y afectaciones financieras a grupos delictivos por parte del Estado, serán acciones que acompañarán muy bien a las demandas contra los fabricantes de armas ante la Corte Suprema de Estados Unidos.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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