Por Sofia Pérez Gasque
México acaba de perder a su estrella del acero. Después de meses complicados, Altos Hornos de México (AHMSA) se declaró en quiebra, y eso es un gran golpe para la industria del acero en el país. Con 80 años de historia, esta empresa no solo era un pilar económico en Coahuila, sino que también daba empleo a miles de familias.
Ahora, alrededor de 20,000 familias están en la incertidumbre.
Altos Hornos era el rey del acero en México, pero su historia reciente ha estado llena de escándalos y problemas financieros. En 2019, la cosa se puso fea cuando su presidente, Alonso Ancira, fue arrestado en España por un escándalo de corrupción relacionado con la venta de una planta a Pemex. Esta planta se vendió a un precio desorbitante y marcó el inicio del declive de la empresa.
Desde entonces, AHMSA ha tenido que parar operaciones varias veces y acumular una deuda enorme que supera los 5,000 millones de dólares. A pesar de los intentos por atraer inversionistas y reactivar sus operaciones, no lograron salir adelante.
La quiebra oficial significa que AHMSA tendrá que vender sus activos para pagar sus deudas, incluyendo lo que debe a Pemex y a la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Este proceso podría llevar meses y deja a muchos trabajadores sin sus salarios atrasados y sin una idea clara sobre su futuro laboral.
Pero no todo son malas noticias. Se han reportado al menos siete empresas interesadas en comprar las instalaciones de AHMSA. Si alguna negociación se concreta, podríamos ver un resurgimiento de las operaciones y salvar algunos empleos.
La caída de Altos Hornos plantea serias preguntas sobre el futuro de la producción de acero en México. Con el cierre del gigante siderúrgico, el país podría tener problemas para satisfacer su demanda interna de acero, lo que afectaría sectores como la construcción y otros negocios.
Esto también impacta a las comunidades locales que dependen del empleo generado por AHMSA. En Coahuila, donde la empresa tenía una fuerte presencia laboral, la incertidumbre está afectando a miles de familias que ahora enfrentan una crisis económica.
La quiebra de Altos Hornos es un recordatorio claro de los desafíos que enfrenta la industria mexicana debido a problemas como la corrupción y la mala gestión empresarial. Aunque hay interés por parte de otras empresas para revitalizar las instalaciones, el camino hacia la recuperación será largo y complicado.
México no solo ha perdido a su estrella del acero; también necesita replantearse cómo fortalecer su industria siderúrgica y garantizar un futuro sostenible para los trabajadores y sus familias.
La historia de Altos Hornos nos enseña sobre la importancia de una gestión transparente y responsable en el sector industrial.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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