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Por Sofía Guadarrama Collado

En 1933, Adolf Hitler desmanteló el sistema de gobierno alemán en tan sólo 2 meses. Donald Trump apenas lleva quince días en la Casa blanca y prácticamente ya echó abajo todos los avances que se lograron durante el gobierno de Joe Bideny desestabilizó el sistema democrático de los Estados Unidos.

Donald Trump tiene 78 años de edad. Concluirá su gobierno a los 82. No tiene nada que perder. Si todo sale como él desea, bien podría heredarles el imperio yanqui a sus hijos Donald Jr. y Baron. 

Muchos nos equivocamos en nuestros pronósticos. Lo hemos subestimado. Este nuevo Donald Trump no llegó con tijeras, ni con un hacha, entró a la Casa Blanca con una motosierra en las manos y no le importa afectar la economía de su país. No eran sólo bravuconadas. El presidente Donald Trump impuso aranceles del 25% para México y Canadá, sus principales socios comerciales, y del 10% para China. El mensaje fue claro: «Hasta que detengan el narcotráfico, la inmigración ilegal y el déficit comercial». Trump ya reconoció que esto le generará problemas a la economía de su país: “Valdrá la pena todo el costo que debemos pagar”. 

Sí, es muy cierto que los aranceles aumentarán los precios de los automóviles, la gasolina, aparatos electrónicos, y un sinfín de productos. Pero México depende más de Estados Unidos que ellos de nosotros. México tiene una titánica dependencia de Estados Unidos, comenzando por el gas, el turismo, las cadenas de producción y las remesas.

Por lo visto, Trump creyó que no era suficiente con declarar a los cárteles como grupos terroristas (lo que le permitiría ordenar operaciones encubiertas, ataques con drones, y sanciones económicas a México). Está decidido a cumplir sus principales promesas de campaña: sacar a los inmigrantes indocumentados y el fentanilo de los Estados Unidos. Y para demostrar que ya no es el mismo bravucón que perdió las elecciones hace 4 años, lanzó una granada a México con una de las acusaciones más peligrosas que se han hecho en la historia de las relaciones bilaterales entre ambos países: 

«Las organizaciones de tráfico de drogas mexicanas tienen una alianza intolerable con el gobierno de México. El gobierno de México ha proporcionado refugios seguros para que los cárteles se involucren en la fabricación y el transporte de narcóticos peligrosos».

Independientemente de qué tan cierto sea esto y que tanto se murmure en México, el hecho de que sea la Casa Blanca la que haga esta acusación es demoledora, porque no es algo que se quedará sólo en una acusación, sino que avanzará y seguirá golpeando al gobierno mexicano y nuestra economía. 

Días antes de que Trump hiciera esta acusación, Claudia Sheinbaum se había reunido con empresarios los secretarios de hacienda, Rogelio Ramírez de la O; economía, Marcelo Ebrard; gobernación, Rosa Icela Rodríguez; medio ambiente y recursos naturales, Alicia Bárcena y Altagracia Gómez, Coordinadora del Consejo Asesor, para definir rutas, pero esto no lo veían venir.

De nada servirá que los diputados defiendan a Claudia Sheinbaum en el Congreso de Unión ni que canten el himno nacional. De nada servirá que la presidenta redacte largos tuits negando que su gobierno y el de López Obrador (que al final son el mismo) están asociados con los capos de la droga. ¿Qué piensa hacer el gobierno ante las crecientes amenazas de su homólogo? ¿Imponer aranceles a Estados Unidos? ¿Creen que el presidente de los Estados Unidos no ha considerado esa represalia?

Ayer domingo la cotización de nuestra moneda frente al dólar llegó a 21 pesos. Hay economistas que creen que llegará hasta los 23. Los productos mexicanos subirán de precio, inevitablemente. Las exportaciones de productos clave como aguacates, tomates, frutos rojos y cerveza serán las más afectadas. De acuerdo con Bloomberg, las exportaciones —las cuales representan cerca del 40 por ciento del PIB nacional— podrían caer hasta un 30 por ciento. Quienes se frotaban las manos con la llegada del nearshoring, tendrán que reevaluar sus inversiones en México, en donde se perderán miles de empleos.

Donald Trump no sólo va a doblegar a Claudia Sheinbaum, la va a aplastar hasta obligarla a que cierre las fronteras con la Guardia Nacional y comience una guerra contra el narco. No, señoras y señores, esta vez no será como la que emprendió Felipe Calderón. La guerra que viene incluirá a agentes de la DEA, el FBI, la CIA y el ejército norteamericano

Cuidado, Donald Trump no viene a salvar a México; a él no le interesa la democracia mexicana, ni el desmantelamiento del INE, el INAI, el Poder Judicial y todos los órganos autónomos. Por el contrario, le conviene que las empresas estadounidenses se salgan de México y regresen a su país. Él dejará que la cuatroté siga destruyendo a nuestra nación siempre y cuando detenga la migración y el tráfico de drogas a su país.

Y como diría Andrés Manuel López Obrador al inicio de la pandemia: «Nos cayó como anillo al dedo». Por supuesto que no a las y los mexicanos, sino a él y a su camada de malandros. Esto es música para sus oídos. No en balde se pasó pateando el avispero todo el sexenio pasado, pero Joe Biden, que siempre fue moderado, no se dejó enganchar por el primer bravucón de México.

El teatrillo en el Congreso de la Unión en el que cantaron el himno nacional como muestra de apoyo a Claudia Sheinbaum es la principal señal del rumbo en el que manejarán la política exterior y el espectáculo de las mañaneras: soberanía nacional, ¡más fuerte!, ¡que se oiga hasta la frontera!, ¡unidad nacional!, ¡con euforia, chinga!, ¡unidad patriotera! Unidad hueca y peligrosa. Polarización al más alto nivel. Odio a Trump y el imperialismo yanqui. Y mucha, mucha victimización: «Él malo es Trump, la buena soy yo, su presidenta».

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@SofiaGuadarramaC

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