Por Sofia Guadarrama
«En México, para ser un buen político, no hace falta saber cómo resolver problemas; hay que saber crearlos», Alfonso Martínez Domínguez, presidente de la Cámara de Diputados de México(1964-1965) presidente del PRI (1968-1970), regente del distrito federal (1970-1971) y gobernador de Nuevo León (1979-1985).
«Si Estados Unidos quiere sobrevivir, debe reconsiderar los conceptos estadounidenses de ‘juego limpio’ que se han mantenido durante mucho tiempo. Debemos desarrollar servicios de espionaje y contraespionaje eficaces y debemos aprender a subvertir, sabotear y destruir a nuestros enemigos con métodos más inteligentes, más sofisticados y más eficaces que los que se utilizan contra nosotros», Jimmy Doolittle, General de la Fuerza Aérea de Estados Unidos.
En 1947 —como parte de la Ley de Seguridad Nacional y para reemplazar a la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS), creada durante la Segunda Guerra Mundial—, el presidente Harry S. Truman instituyó La Agencia Central de Inteligencia (CIA), la cual tenía como objetivo llevar a cabo operaciones de espionaje, recolectar, analizar y centralizar toda la información sobre amenazas extranjeras para proteger la seguridad de los Estados Unidos.
Esto, por supuesto, implicaba tener agentes en todo el mundo. En México, para monitorear la influencia comunista, la CIA comenzó a operar durante la Guerra Fría, en 1956, con el agente Winston Scott,enviado por el presidente Dwight D. Eisenhower.
De acuerdo con documentos desclasificados por la CIA —y analizados por Jefferson Morley, quien fuera periodista del Washington Post y autor de Our man in Mexico: Winston Scott and the Hidden History of the CIA— se creó la Operación LITEMPO, la cual incluía informantes de altísimo nivel en la política, a los cuales el gobierno de los Estados Unidos les ofreció inmunidad y protección por el resto de sus vidas. Entre estos informantes se encontraban Adolfo López Mateos, Gustavo Días Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo, Emilio Bolaños y Fernando Gutiérrez Barrios.
Ellos no tenían que trabajar ni salir a las calles a realizar tareas de espionaje. Lo único que tenían que hacer era recibir en sus oficinas a Winston Scott y proporcionar un informe sobre asuntos políticos y económicos, las actividades de movimientos opositores a los Estados Unidos, particularmente los comunistas.
El gobierno de Estados unidos jamás imaginó que el socialista Luis Echeverría los engañaría, forjando dos matanzas: una en el 68 para llegar a la presidencia y la otra en el 71 para vengarse de regente del Distrito Federal, Alfonso Martínez Domínguez, con el argumento de que estaba combatiendo a los comunistas.
Scott se retiró en 1969. No obstante, la CIA no ha dejado de operar en México, muy a pesar de que López Obrador rechazaba su injerencia, y lo sigue haciendo en el gobierno actual. Desde el gobierno de Joe Biden con el uso de drones para vigilar a los cárteles de la droga en México. Ahora se entiende cómo se logró la captura final de El Mayo Zambada.
Donald Trump cumplió su palabra y designó a 7 cárteles como organizaciones terroristas extranjeras (Cártel de Sinaloa,Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG),Cárteles Unidos, Cártel del Noreste, Cártel del Golfo y La Nueva Familia Michoacana). Sí. Suena aterrador. Más si nos invaden con noticias falsas que aseguran que el ejército estadounidense entrará a México en busca de narcotraficantes.
Estados Unidos ha designado a más de 60 organizaciones en el mundo como terroristas. Algunas de ellas son: Al-Qaeda, Estado Islámico (ISIS), Hamas, Hezbolá, Talibanes, Boko Haram, Al-Shabaab, Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Sendero Luminoso, ETA (Euskadi Ta Askatasuna) y Hezbollah. La mayoría sigue funcionando a pesar de estar en la mira del país más poderoso del mundo.
¿Qué implica esto? ¿Qué es lo que puede hacer el gobierno estadounidense en México? ¿Pueden invadir nuestro país?
No. La designación de los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas le permite al gobierno estadounidense aplicar sanciones más severas contra estas organizaciones, como congelar sus cuentas bancarias y expropiar sus bienes, así como las de sus asociados. Se prohíbe la venta de armas a los terroristas. Esto implica que quienes vendan armas a narcotraficantes en Estados Unidos, también serán llevados a juicio y encarcelados. Una invasión militar no es una opción sin el consentimiento del gobierno mexicano. Pero lo harán. Obvio, con el aval de Claudia Sheinbaum, siempre y cuando sea de forma discreta.