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Por Sofía Guadarrama Collado

Hace unos días, el expresidente Carlos Salinas de Gortari volvió a la escena pública con un video involuntariamente cómico en el que se presentaba como desempleado porque ya no tenía pensión así que ya no podía decirse pensionado. 

Como es costumbre de la cuatroté, cada vez que uno de sus enemigos favoritos se hace viral en redes sociales, los bots y trolls de MORENA se encargan de multiplicar las menciones, pero de forma negativa para enterrar cualquier cosa buena que pueda aparecer en las redes. Así que hoy decidí poner un poco de mi cosecha, pero de manera más imparcial.  

Carlos Salinas de Gortari nació el 3 de abril de 1948. Era hijo de Raúl Salinas Lozano, quién también ocupó cargos públicos desde el sexenio de Adolfo López Mateos hasta el de Miguel De la Madrid. Es licenciado en economía por la UNAM, con dos maestrías: una en administración pública y otra en economía política, y un doctorado en economía política, los tres en la Universidad de Harvard.

En 1976, a los 28 años de edad, Carlos Salinas regresó a México y comenzó a trabajar como profesor asistente de estadística en la UNAM. Asimismo, impartió clases de finanzas públicas y política fiscal en el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (CEMLA) y en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).

Ese año Carlos Salinas de Gortari entró a trabajar en la Secretaría de Hacienda, en un puesto de cuarto nivel. Pero no fue por méritos propios, sino por palancas: su padre Raúl Salinas Lozano había sido funcionario en el gobierno de Adolfo López Mateos y amigo del entonces secretario de Hacienda Antonio Ortiz Mena, justamente el que lo recomendó para el puesto. Luego fue nombrado analista de crédito público y jefe de departamento de estudios económicos de la dirección general de planeación hacendaria dónde se encontró a uno de sus maestros de la UNAM, Miguel De la Madrid Hurtado, quien 11 años más tarde lo nombraría candidato a la Presidencia de la República Mexicana, sólo porque "lo quería mucho".

EL TAPADO

A la mitad de su sexenio, Luis Echeverría visitó a Porfirio Muñoz Ledo, de 39 años, en su casa. Y casi sin hablar caminó hasta el jardín, y le dijo: “Es muy pequeño para recibir contingentes”. Años después, Muñoz Ledo escribió en sus memorias: “En ese instante creí que el dedo me había iluminado. Y compré el terreno de atrás”. Pero el maquiavélico juego del tapado que habían implementado los presidentes en los últimos sexenios consistía en engañar a todos para al final sorprender al país con un candidato peor que el del sexenio anterior. Echeverría se decidió por López Portillo, y éste por Miguel De la Madrid, cuando otra vez Muñoz Ledo creía ser el elegido. Para 1988 Porfirio Muñoz Ledo había perdido todas sus esperanzas de llegar a la presidencia de la República por la vía del dedazo. Entonces renunció al PRI que lo vio nacer.

Además de Porfirio Muñoz Ledo, Manuel Bartlett y Cuauhtémoc Cárdenas había otro presidenciable, el exgobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo González, padre del exgobernador del mismo estado, Alfredo del Mazo Maza. Miguel De la Madrid lo llamó en una ocasión «el hermano menor que nunca tuve». Y no sólo eso, le pidió que renunciara a la gubernatura del Estado de México para que se incorporara a su gabinete como Secretario de Energía, Minas e Industria Paraestatal de México. Entonces muchos creían que Del Mazo era el bueno.

Nadie imaginó que el tapado era el joven e inexperto Secretario de Programación y Presupuesto Carlos Salinas de Gortari, de apenas 39 años de edad, y 10 en la política. Jamás había sido gobernador de algún estado, ni presidente municipal, ni diputado ni senador. Nada. Sólo un exalumno de Miguel De la Madrid en la UNAM, al que decía que «quería mucho».

La postulación de Carlos Salinas de Gortari a finales de 1987 provocó una caída en la bolsa de valores de 55% y un cisma en el PRI que terminó en la salida de decenas de militantes, entre ellos Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, quienes crearon el Frente Democrático Nacional, que postuló a Cuauhtémoc como su candidato en las elecciones del 6 de julio de 1988, en las cuales resultó ganador el hijo de tata cárdenas. Pero, el prepotente y corrupto Secretario de Gobernación, Manuel Bartlett Díaz estaba a cargo de contar los votos pues entonces no existía el IFE o el actual INE y de pronto, anunció que «se había caído el sistema», que tras ser «recuperado», mágicamente le dio la delantera al candidato oficial con 50.4% de los votos. A Cuauhtémoc el 31.10% y al candidato del PAN, el empresario sinaloense Manuel Cluthier (padre de Tatiana Clouthier), el 17%.

La oposición denunció fraude. Manuel Clouthier creó su «Gabinete Alterno». Ni en eso fue original Andrés Manuel al autoproclamarse presidente legítimo en 2006. El empresario sinaloense ya había hecho un espectáculo así y nombrado como su secretario de desarrollo social al empresario Vicente Fox Quesada. 

Curiosamente Cuauhtémoc Cárdenas enmudeció semanas después del fraude electoral. Manuel Cluthier murió un año más tarde, el 1 de octubre de 1989, en un accidente automovilístico, en compañía del diputado Javier Calvo Manrrique. Un pesado tráiler de carga los aplastó, según el informe oficial, rumbo a Mazatlán. Su muerte dio origen a varias teorías acerca de un atentado, en el cual se acusaba a Carlos Salinas. Un escenario parecido al de diciembre de 2018, en el cual murió la gobernadora de Puebla, Martha Erika Alonso y su esposo Rafael Moreno Valle.

En 2005, en entrevista con Carlos Loret de Mola, Miguel De la Madrid admitió el fraude electoral de 1988.

El primero de diciembre de 1988, Carlos Salinas de Gortari tomó posesión como Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, pero con el estigma de la ilegitimidad. Ya en Los Pinos, nombró a Manuel Bartlett Díaz Secretario de Educación Pública y luego lo premió con el gobierno de Puebla. El mismo Bartlett  que AMLO puso como director de CFE y que protegió durante todo su sexenio.

Ese mismo año (1988) en el Distrito Federal, terminaba la licenciatura de derecho en la Universidad Panamericana, un joven de 22 años de edad, llamado Enrique Peña Nieto. Al mismo tiempo el abogado, de 26 años de edad, recién egresado de la Escuela Libre de Derecho, militante del PAN, Felipe Calderón Hinojosa, ganaba una curul de mayoría relativa en la Asamblea de Representantes del Distrito Federal. En Tabasco, a los 35 años de edad, se estrenaba como alborotador, Andrés Manuel López Obrador, quien apenas se había unido al Frente Democrático Nacional, liderado por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Y en la ciudad de México, a los 26 años de edad, Claudia Sheinbaum era militante del M-19 y ficha del bloque cubano en los países latinoamericanos y España con vistas a socavar la democracia en México.

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@SofiaGuadarramaC

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