Por Sofía Pérez Gasque
A partir de diciembre de 2024, muchos teléfonos perdieron la capacidad de usar WhatsApp. La popular aplicación de mensajería, que en la actualidad es esencial para nuestra comunicación diaria, dejará de ser compatible con dispositivos que no cuenten con al menos Android 5.0 o iOS 12.0. Aunque esta medida se toma principalmente por razones de seguridad y optimización, no podemos ignorar el contexto más amplio: esta es una clara muestra de las tendencias actuales del consumismo tecnológico, donde las y los usuarios se ven constantemente impulsados a actualizar sus dispositivos, a veces más por presión social y comercial que por una necesidad real.
WhatsApp, al igual que muchas aplicaciones, está en constante evolución. Las actualizaciones periódicas no solo introducen nuevas funcionalidades, sino que también refuerzan las medidas de seguridad, vitales en un mundo digital cada vez más interconectado y vulnerable a ciberamenazas. Para ofrecer una experiencia más fluida y segura, la plataforma exige que los dispositivos que la utilicen cuenten con sistemas operativos modernos, aquellos que permiten incorporar los últimos avances en tecnología de encriptación y seguridad. Así, a partir de enero de 2025, la aplicación sólo podrá ser utilizada en teléfonos con al menos Android 5.0 o iOS 12.0.
Entre los modelos de teléfonos que quedarán fuera de esta actualización se encuentran varios dispositivos antiguos de marcas como Samsung, HTC, Nokia, LG y Apple, que ya no recibirán más actualizaciones de software. Algunos de los modelos más afectados incluyen:
- Samsung: Galaxy S3, Galaxy Note II, Galaxy Ace 3, Galaxy S4 Mini
- HTC: One X, One X+, Desire 500, Desire 601
- Nokia: Lumia 920, Lumia 1020
- LG: Optimus G, Nexus 4, G2 Mini, L90
- Apple: iPhone 5, iPhone 5c
Si tu teléfono se encuentra en esta lista, es probable que pronto no puedas usar WhatsApp, lo que te obligará a considerar si actualizar tu dispositivo es una necesidad urgente.
Es fácil pensar que la constante obsolescencia de los dispositivos móviles es una medida puramente tecnológica, impulsada por la necesidad de mejorar la experiencia del usuario. Sin embargo, en muchos casos, el consumismo y las estrategias comerciales juegan un papel importante en este proceso. Las marcas tecnológicas, conscientes de la rapidez con la que las nuevas versiones de software dejan atrás a los dispositivos antiguos, nos empujan a renovar nuestros aparatos mucho antes de lo que realmente sería necesario desde el punto de vista funcional.
El avance de la tecnología es un proceso fascinante, pero también está muy marcado por tendencias de consumo. Las empresas, desde las fabricantes de teléfonos hasta las plataformas de aplicaciones, se benefician enormemente del ciclo de compra y renovación constante. Esta estrategia, conocida como obsolescencia programada, es una práctica común en la industria tecnológica, donde los productos son diseñados para quedar obsoletos a una velocidad que a menudo supera la capacidad de los usuarios de mantener sus dispositivos actualizados.
Como mujeres, y especialmente como emprendedoras, nos encontramos constantemente inmersas en un entorno donde tener el último modelo de teléfono o la tecnología más avanzada parece casi una obligación para "estar a la vanguardia". Las redes sociales refuerzan este fenómeno: los dispositivos más nuevos, con sus características y capacidades avanzadas, se convierten en símbolos de estatus y eficiencia. Para las mujeres emprendedoras, el uso de tecnología avanzada no solo está relacionado con la comodidad o el deseo de estar al día, sino con la percepción de ser modernas, competentes y capaces de manejar un negocio en un mundo digitalizado.
Pero, ¿realmente necesitamos actualizar nuestros teléfonos cada vez que una nueva versión aparece en el mercado? Si bien las actualizaciones de seguridad y las nuevas funciones son importantes, no siempre es necesario cambiar de dispositivo para mantenerse al día. Es cierto que, en algunos casos, los modelos más antiguos pueden volverse lentos o no ser compatibles con las últimas versiones de aplicaciones, pero muchas veces esto se debe a que los teléfonos han sido diseñados para ser reemplazados con cada nueva generación.
Para las mujeres emprendedoras, esta dinámica de consumo constante puede resultar particularmente desafiante. Sabemos que en el ámbito empresarial, especialmente en el mundo digital, la competencia es feroz, y contar con las últimas herramientas tecnológicas puede marcar la diferencia. Sin embargo, debemos preguntarnos: ¿es necesario seguir el ritmo frenético del consumismo tecnológico, o podemos adaptarnos a un enfoque más consciente y sostenible?
En lugar de renovar nuestro dispositivo a la primera señal de que se está quedando atrás, podemos optar por alternativas como actualizar el sistema operativo de nuestro teléfono (si es posible), mantener nuestras aplicaciones al día, o incluso explorar opciones más económicas que ofrezcan las mismas funcionalidades que los modelos más caros. Un dispositivo bien cuidado y actualizado puede ser suficiente para nuestras necesidades, sin caer en la presión de consumir por consumir.
Como emprendedoras, tenemos una gran oportunidad para cuestionar estas tendencias y tomar decisiones más conscientes sobre el uso de la tecnología. Si bien la seguridad digital y la conectividad son vitales para el éxito de un negocio, no debemos olvidar que el consumismo desmedido no sólo tiene un impacto económico, sino también ambiental. Los dispositivos móviles, con sus cortos ciclos de vida y su rápida obsolescencia, contribuyen significativamente al aumento de los desechos electrónicos, un problema ambiental que cada vez recibe más atención a nivel global.
Adoptar un enfoque más responsable frente a la tecnología no significa renunciar a la innovación, sino ser más selectivas y conscientes sobre cuándo y por qué actualizamos nuestros dispositivos. Como mujeres emprendedoras, podemos liderar el cambio hacia un consumo más sostenible y ético, donde la eficiencia y la practicidad sean más importantes que la constante búsqueda del último modelo.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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