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Por Sandra Romandía

En una noche donde el segundo debate presidencial desplegó un espectáculo mucho más vibrante y enérgico que en su predecesor, Xóchitl Gálvez, Claudia Sheinbaum y Jorge Álvarez Máynez mostraron una disposición más agresiva para desafiar y ser desafiados, dejando al descubierto las estrategias y las vulnerabilidades en sus campañas políticas, aunque por otra parte, nos dejaron con más dudas que respuestas ante las acusaciones. 

Xóchitl Gálvez, mejoró, sin duda, en seguridad y coherencia, en una actitud dispuesta a confrontar directamente a sus rivales utilizando visuales como carteles que acusaban a Claudia de mentiras, mientras que Claudia, quien había predicho ser objeto de ataques, ironía del destino, fue la primera en lanzar dardos. Por su parte, Jorge Máynez mostró un enfoque más directo en sus críticas hacia Sheinbaum, evidenciando un cambio táctico para posicionarse de manera más central en los debates.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.