Por Rosa Covarrubias
La vieja máxima de la NFL es: las ofensivas ganan partidos, las defensivas ganan campeonatos.
Las Águilas de Filadelfia tomaron revancha de lo ocurrido hace dos temporadas cuando perdieron el Super Bowl 57. Fueron más certeros en el ataque, Jalen Hurts cometió pocos errores y, pese a que los números de sus corredores y receptores no fueron los mejores, lograron mantener el 0 en contra durante casi tres cuartos completos.
Lo mejor de la noche fue la defensiva de Filadelfia, estuvo atenta en todo momento. En el segundo cuarto ampliaron la ventaja gracias a un pick six (intercepción y lleva el ovoide a la zona de anotación) de Cooper De Jean; lograron tres intercambios de balón sobre Mahomes, dos intercepciones y un balón suelto en el último cuarto, detuvieron a Kansas en momentos clave impidiendo que lograran pasar más allá del medio campo.
Arruinaron el momento de Kansas City, las apuestas los ponían como favoritos para ganar el Super Bowl y cuando parecía que Patrick Mahomes y compañía celebrarían el tricampeonato (three-peat en inglés), lo que apuntaba a ser una celebración en grande terminó con caras largas y llanto de los jugadores de los Jefes.
Pareciera que nadie le dijo a los de Andy Reid que el Super Domingo había llegado el 9 de febrero. En la primera mitad, no solo Mahomes, su hombre más importante, decepcionó a los aficionados de Kansas, Travis Kelce. La esperanza de remontar se esfumó cuando no lograban romper el cero, al final, en la segunda mitad consiguieron tres anotaciones, uno en el tercer cuarto y dos más en el último.