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Por Regina Cabal y Sandra Ontiveros*

Cuando una mujer se convierte en madre, el sistema suele asumir que su carrera quedará en pausa. Lo que pocos ven es que, en realidad, acaba de ingresar al entrenamiento de liderazgo más riguroso que existe.

Desde Momlancers hemos sostenido esta hipótesis por años: la maternidad no es una interrupción profesional, sino una fuente de habilidades transferibles que pueden detonar liderazgo real.

Algunos ejemplos:

Comunicación estratégica. Si has estado en un chat de mamás, sabes que una palabra mal escrita puede causar caos. Aprendemos a ser claras, empáticas, asertivas.

Negociación, porque convencer a una niña de 5 años a comer brócoli puede ser más complejo que cerrar un trato con un cliente.

Gestión de proyectos, porque ninguna planificación corporativa se compara con coordinar una semana de tareas, disfraces, vacunas y juntas escolares.

Y así podríamos seguir con varios ejemplos.

Pero no queríamos quedarnos en lo anecdótico. Por eso, junto con la investigadora Sandra Ontiveros y gracias al uso de la herramienta Multi-ME Finder de Lifeed, realizamos una investigación con 200 mujeres madres de México para ponerle datos a lo que muchas ya intuíamos.

¿El hallazgo más contundente?

El 84% de las mujeres con experiencia en cuidado ya cumplen con un perfil estratégico de liderazgo y, sin embargo, solo el 13.77% de estas mujeres ocupa hoy un puesto de alta responsabilidad.

Las mujeres que maternan no solo desarrollan inteligencia emocional, autoeficacia, empatía y resiliencia. También demuestran una sorprendente consistencia entre sus roles personales y sus capacidades profesionales. Son organizadas, resuelven problemas bajo presión, lideran sin jerarquías y promueven la motivación colectiva. Y lo hacen todos los días, sin salario, sin reconocimiento… y sin saber que ya están listas para liderar equipos complejos en entornos volátiles.

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