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Por Nurit Martínez

Con la llegada del presidente Republicano a la CasaBlanca, Donald Trump, la semana pasada la relación de México con los Estados Unidos tiene al menos una decena de temas que están haciendo crisis, pero es en la educación en donde la incertidumbre llena todos los espacios, más aún cuandola encargada del Departamento de Educación, Lynda McMahon, se ha destacado por ser una especialista del entretenimiento de la lucha libre y creadora del pago por evento. De ser así la relación con México en este campo es totalmente incierta. 

Si nos vamos a la arena de la lucha libre es claro que en el ring veremos un combate desigual, no sólo por principios y metas, sino porque implica colocar la escuela privada, ideologizada y con tintes religiosos en cada uno de los estados en aquel país. 

Si vemos lo que ha ocurrido en México en la educación básica, hay algunas coincidencias y otras posturas en contra. En similitud el tono ideologizante en el plan de estudios y los libros en los primeros grados. En contra, las acciones centralizantes de la Cuarta Transformación para tener control presupuestal, pero de ahí en adelante no hay hasta ahora una acción de línea de desarrollo más allá de la entrega de recursos directos a las familias a través de las becas. En este último punto no es para que las familias elijan entre las mejores escuelas, sino se trata de paliar la pobreza de la mayoría de la población. En la educación superior, lo que hay entre México y Estados Unidos es el impulso para la movilidad académica. Jóvenes que van a las prestigiosas instituciones de aquel país con el apoyo del gobierno mediante becas. ¿Allá qué pueden esperar los dreamers con un perfil como el de Lynda McMahon? 

Hasta ahora la falta de certeza para ellos, con las deportaciones masivas a la vista, está en la disyuntiva: si prosperará esa línea de que una vez que salen de las universidades si hay cabida en ese país si en su proceso de egreso crearon su propia empresa o se incorporaron a la industria estadounidense. Pero fuera de eso no hay ninguna estrategia para promover la alta generación de recursos humanos calificados en ciencia y tecnología que permita atender los pendientes del tratado comercial. Con un perfil como el McMahon, de quien no se le conocen estudios posteriores a la licenciatura en francés en la Universidad de Carolina Del Este, es una empresaria del World Wrestling Entertainment (WWE), es decir de la época dorada de la Lucha Libre Internacional. A ella y a su esposo Vincese les conoce en el mundo de los magnates por ser los autores de una cultura de mercadotecnia, violencia, sexualización y espectáculo. De esa manera, se prevé que esas partes de la administración podrían llegar a la relación que Estados Unidos tiene con México en la agenda educativa. Desde el America First Policy Institute (AFPI), sitio en el que McMahon aportó a delinear las estrategias de política pública para la campaña de Donal Trump, la propuesta de acción ha sido clara: ver a la educación como un espacio para acercar recursos a las familias para que decida a qué escuela van sus hijos, es decir, reducir la presencia de la escuela pública. La línea es fortalecer la educación privada y cristiana. 

Como concepto general sin duda confronta con la idea que tiene el segundo piso de la Cuarta Transformación. La presidenta Claudia Sheinbaum es la primera defensora de la educación pública que no sea vista como un negocio, como mercancía. Con la visión humanista que han tratado de colocar como narrativa el Gobierno de México establece para la educación el principio de que ésta debe ser pública, laica, gratuita y de calidad. De lo que hasta ahora se ha dicho sobre la política pública en la educación en el gobierno de Trump es la descentralización del sistema educativo: que sean los estados los encargados de la agenda educativa en donde los seguidores locales, más de corte conservador, puedan incidir de manera más clara. En la agenda Trump que representa McMahon también se pretende restar influencia a los sindicatos de maestros y que el sistema educativo sea el mecanismo para desmantelar las estrategias en pro de la diversidad y las de protección para la comunidad LGBTQ+, tal como anunció el presidente justo hace una semana en las primeras acciones que firmó en el salón Oval. Como se observa las medidas y las acciones son inciertas. Más vale empezar a ver si formamos a más rudos o a más técnicos o a ambos para tener oportunidad cuando llegue el turno de subirse al ring de la educación.

* Profesora de la UNAM. Especialista en temas educativos. 

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