Por Mónica Hernández
Se dice que la Tierra tiene un latido y que los seres vivos pulsamos a su ritmo. Desde las estaciones espaciales han conseguido “mapear” o “medir” este impulso y curiosamente (o no), se sabe que este pulso persigue las zonas con mayor flora del planeta (en especial, de Asia, América Latina y África). Las guerras nos parecen asuntos lejanos no sólo a nosotros, sino a nuestra descendencia. Y sin embargo… estamos de mal humor, con alergias, enfermos, dormimos mal y en general, todo lo que nos rodea nos incomoda. Estamos ansiosos y no hay valeriana ni Rhodiola que funcione. ¿Qué se hace para poder vibrar a una frecuencia más acorde con nuestros ideales como personas y como raza humana? A veces se nos olvida que todos somos vecinos de este planeta que ya no da más de sí.
Cuando mi madre murió, yo abrazaba la corriente del Estoicismo (a la que confieso, he vuelto), después de bucear en la Kabbalah, en el Budismo y en otras, que salpicaba con tiradas de Runas, de I-Ching y de Tarot. La religión de mis padres nunca me ha dado las respuestas, vaya, ni las preguntas adecuadas y por eso siempre he estado buscando. Es lo que tenemos los curiosos, los nerviosos. Por aquellas épocas yo tenía un libro de cabecera llamado Más Platón y menos Prozac de Lou Marinoff y me fue de muchísima utilidad. Total, de algo me tenía yo que sujetar para seguir adelante, porque si bien la vida de mi madre había terminado, la mía seguía. Me parecía injusto que el Sol saliera y que la gente pudiera reír, de la pena que yo apenas soportaba. La recuerdo en especial porque pronto hará otro año que el calendario me recordará que ese día se fue. No celebro, no conmemoro. Pero me duele en un lugar indefinido dentro del pecho, donde siento una piedra, por lo que busco mi terapia en la estantería.
¿Qué te duele? ¿Tienes fiebre, hemorroides, tristeza, estreñimiento o insomnio? ¿Sientes odio por tu pareja, eres de baja estatura o padeces alegría malsana por los infortunios ajenos (Schadenfreude)? Tal vez sólo tengas un problema de ludopatía, o dolor de cabeza, celos o una pierna rota. Según una corriente terapéutica, leer libros te va a ayudar a sanar. Sí, porque a veces la sanación es física pero debe ir acompañada de una sanación mental y espiritual. ¿Por qué no darle oportunidad a la literatura para que te oriente? ¿Qué puedes perder?
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