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Por María Alatriste

Sé que Disney ha sido responsable de muchos estereotipos que hoy nos acechan, mi objetivo no es reivindicar su legado. Muchos de esos estereotipos han sido parte de la evolución social de la época. Digamos que también lo que ha hecho Disney es dar a la mayoría lo que están listos para ver. Y cuando han buscando la disrupción como fórmula, han tenido que vivir con la cancelación, tal y como pasó con la película de live action de La Sirenita, lapidada por críticas de una supuesta inclusión forzada. No importa lo que yo piense acerca de esto, digamos que todo ello es solo un reflejo de las aspiraciones sociales, de nuestra realidades colectivas que se van reconfigurando con el tiempo.

He ido a ver la película de Mufasa, la precuela de El Rey León. Para nada tan buena y cercana a la primera, pero me ha traído recuerdos de mi infancia. Advierto que pueden parecer tristes aunque en realidad están llenos de significado. Son acontecimientos que de una manera u otra, se llevan en el corazón, porque al venir a esta experiencia física en la tierra, la pérdida es parte de la condición humana y todos los que permanecemos aquí en este mundo lo suficiente, perdemos o perderemos a seres que amamos. Incluso algún día habrá que perder la oportunidad de tener un cuerpo físico.

Personas que ya me conocen saben que en febrero de 1994 mis hermanos murieron en un accidente de auto. Tenían sólo 12 y 17 años, y esto, desde luego fue algo inesperado, trágico, incomprensible y doloroso. Recuerdo aquellos meses oscuros, cuando la muerte no se parecía en nada a lo que Disney pintaba. No era posible comunicarse en visiones, ni a través de los sueños. La muerte se presentaba con su vacío abrumador, silencio aplastante, como un agujero negro que lo devora todo. Aunque ese vacío se va gradualmente llenando de aprendizajes que lo consuelan, es muchas veces imposible dimensionar.

Yo solo tenía 7 años, aunque ya tenía bastante conciencia. Por ejemplo, recuerdo como una vivencia importante cuando fui al estreno de la mítica película El Rey León.

Se estrenaba en México en el verano de 1994, unos meses después de que mis hermanos trascendieron. Debido a esta situación, mis primas y la familia de mi madre nos visitaban para acompañarnos frecuentemente. En una de esas visitas fuimos al cine a ver esta película. Me imagino que mi madre y mi padre no tenían ganas de ir, pero la presión familiar y el que yo existiera, de alguna manera, los obligó. 

Fue sin duda cuando Mufasa (el papá de Simba) muere que mi corazón se estremeció. Yo estaba experimentando lo que era la muerte, sabía también lo que era perder el interés por la vida tal y como por un momento lo perdía Simba en su infancia. Pero fue en ese momento, gracias a Timón y Pumba, que supe que todo eso algún día tendría otra perspectiva. Ese día en el cine fue el primer día que volví a sonreír con el corazón después de este suceso. Fue incluso que pude ver a mi mamá y papá distraerse sin el dolor e incluso verlos sonreír.

El Rey León marcó un momento especial en mi vida, una película que he visto varias veces para recordarme que todo pasa, que la vida puede ser muy dura, no obstante, las experiencias surgen para el aprendizaje hacia nuestra trascendencia.

Hace poco, le mostré a mi hijo El Rey León por primera vez. Pareció encantarle y hasta se quedó tarareando Hakuna Matata. Me cuesta creer cuánto tiempo ha pasado desde que yo la vi por primera vez. Recuerdo a esa niña que algún día fui y quisiera poder abrazarla. Tantas cosas que me gustaría decirle. Sobre todo que tenía razón: que es posible aunque cueste mucho, seguir adelante.

Si estás pasando por un duelo que te lleva a lugares oscuros, recuerda que la luz puede volver a salir si así lo permites. La vida siempre nos da la oportunidad de volver a encontrar belleza. Desde los momentos más cotidianos, una caminata, la música, las películas, el arte, la meditación, la escritura. Hay infinidad de situaciones que nos darán luz si lo permitimos, si no nos rendimos en la apatía y desesperanza.

Algunas de las cosas que realmente podemos practicar en la vida es el desapego, el amor que nos rodea, el seguir honrando a los seres que se nos adelantaron y la fortuna inmensa de sentirnos vivos mientras aquí estemos.

*María Alatriste. Escritora, consultora y académica mexicana. Se ha dedicado a explorar temas de diversidad, maternidad y violencia de género, buscando promover cambios sociales significativos. @cosmosmariaalatriste y @yosoymariaalatriste

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