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Por Linda Atach Zaga

 "Lo que busco por encima de todo es la grandeza: lo que es grande es siempre bello".

Napoleón Bonaparte

Realizada en 1807 por el artista francés Jacques Louis David (1748-1825), “La coronación de Napoleón”, es una de las obras más emblemáticas de la historia del arte, de la narrativa francesa y podría decirse que de la humanidad. 

Dedicada a exaltar y difundir el poder,  la monumental pintura de 6.21 x 9.79 metros y más de cien personajes representados, inmortaliza el momento en el que un plebeyo convertido en militar y después, en un supuesto estadista, se deja tentar por el ego y comete la gravísima equivocación de auto proclamarse emperador y con ello ganarse al mundo como enemigo.

Sagaz y atento a los detalles, Bonaparte entendía los alcances de las formas y los símbolos. Así, no bastándole la companía de su amada Josefina, la familia y una delegación popular puesta allí con el fin de dejar muy claro que los monarcas no sólo nacían, sino que podían hacerse, Napoléon hizo venir al Papa para legitimar su fastuosa coronación.

¿Quién iba a decir que diez años más tarde el aclamado emperador iba a perder la última de sus batallas ante el Duque de Wellington y ser exiliado hasta su muerte en la inhóspita isla de Santa Elena? ¿Habrá sospechado Napoleón que apenas 220 años después, el tambaleante presidente de la Francia que él quiso convertir el mayor imperio del mundo, ocupara como pretexto la reinauguración de la misma Catedral para congregar y congraciarse con los empresarios y los líderes más poderosos del planeta?

La triunfal entrada de Trump en Notre Dame nos confirma que la historia se repite. Y que lo mejor que podemos hacer, es aprender de ella, reinterpretarla y ocuparla para bien. Empezando por el hecho de no hay fuerza, ni poder, ni promesa que dure para siempre y que cuando el brillo más nos deslumbra es que algo está a punto de romperse. 

¡Puedo pasear por este cuadro!, decía Napoleón sobre la pintura de David, seguramente confundido por el realismo de los laureles que con tanto esmero había colocado el pintor sobre su cabeza y lo animaban a creer en la posibilidad de sostener lo insostenible: ¿Cómo puede ser tan iluso un líder tan consumado?

Hoy Donald Trump acusa, amenaza y arremete. También baila, cierra grandes negocios y cree que puede regular al mundo desde el atrio de una iglesia al son de Happy de Pharrell Williams. Pero si las negociaciones fueran tan fáciles, lo más probable es que Bonaparte hubiera triunfado y de haber sido así,  yo no estaría escribiendo ahora este texto, o al menos no en español. Recordemos que la intención de Napoléon era que su hermano José (Pepe Botella) reinara sobre España y sus dominios, lo que nos hubiera hecho franceses y no hijos del México que se independizó gracias al fracaso de su invasión sobre la España borbónica.  

En su libro titulado “El ego es el enemigo”,  Ryan Holiday explica las debilidades del ser y advierte que el ego minimiza nuestra visión de la realidad, disolviéndola a favor de la fantasía que construye. 

De esta forma, el ego nos convierte en habitantes de un mundo irreal, un escenario hecho a nuestra medida que nos orilla a creer que lo sabemos todo, algo que nos aleja del esfuerzo,  invita a la innacción e impide actuar,  resolver,  cambiar para mejorar y lo más grave, crecer.

Muy cerca de Navidad y la tradición de desear el bien, la unión y el amor en el mundo, retomo la importancia de la reinaguración de la Catedral de Notre Dame y el ambicioso cónclave político que implicó su reapertura para que los líderes de hoy se alejen del ego que actualmente parece ser la regla. 

Sería fantástico que quienes rigen el destino de tanta gente aprendan de la discreción y la asertividad de personajes como Ángela Merkel y, cuando algún asesor les haga ver que están presos en la celebración de sus acciones, piensen en el Napoleón auto coronado y su dramático final. 

Creo también que este es un buen momento para reconocer que hasta hoy,  la seriedad y la cautela de nuestra presidenta son dignos de observarse y aplaudirse. 

Las acciones efectivas se gestan y maduran en el silencio. Esperemos que su impulso continúe fortalecido.

Feliz Navidad.

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@lindaatachz

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