Por Leticia González Montes de Oca
Hace apenas unos días: La ciudad convertida en rehén. Horas perdidas en el calor abrumador del tráfico. Cuánta gente sin poder llegar a tiempo a su trabajo. Cuántos negocios afectados.
El bicitaxi intenta llevarnos al restorán. Cerrado el paso.
El campamento no se ha limitado a concentrarse en la plancha del Zócalo, se ha extendido como plaga a las calles aledañas.
Llegamos andando, rozándonos con extraños, compartiendo el estrecho pasillo que nos han dejado.
El Casino Español no pregunta como otras veces si hemos hecho reservación.
Elegimos una de entre las muchas mesas vacías. Los meseros uniformados como actores listos para una función con semanas de retraso. Nos cuentan, entre preocupados y resignados, sobre el indefinido caos.
SUSCRÍBETE PARA LEER LA COLUMNA COMPLETA...