Document
Por Leticia Bonifaz

La regla de la paridad, es decir, de que debe haber el 50% de representación de mujeres en todos los cargos públicos en los tres niveles de gobierno, es un principio constitucional y también una disposición contenida en la Recomendación General 40 del Comité CEDAW que, desde Ginebra, lanza las pautas de igualdad entre mujeres y hombres para todo el mundo. 

Durante años, fue una tarea difícil lograr que los partidos políticos postularan mujeres. Una de las razones que daban era que las mujeres no estaban preparadas. El juicio sobre la preparación de un hombre y una mujer siempre tuvo un doble rasero: la presunción de capacidad respecto del hombre y la de incapacidad respecto de las mujeres. 

Los cambios paulatinos desembocaron en la paridad. La regla es muy simple: somos un poco más del 50% y una sociedad en la que no está representado ese 50%, no es una sociedad justa. Se busca que nuevos temas se coloquen sobre la mesa con perspectiva de género, que haya modificación en las políticas públicas para atender cuestiones que por siglos fueron soslayadas. Ahora, todas las mujeres pueden tener voz, se dice, ya no se necesitan hombres que hablen y decidan por ellas. 

¿Y qué pasa en el medio rural? La regla está dada para toda la República, pero con mirada urbana y es indispensable ver a mujeres indígenas del medio rural y las adversidades que enfrentan. 

SUSCRÍBETE PARA LEER LA COLUMNA COMPLETA...

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.