Por Laisha Wilkins
Merecemos este México, sin duda alguna. Nada nos mueve como sociedad, nada nos indigna.
Empecé a darme cuenta de que los políticos están muy conscientes de esto y de la putrefacción en la sociedad cuando, en nuestras caras, hicieron un show mediático con el cuerpo de una niña de cuatro años con capacidades diferentes que había desaparecido de su casa. Con perros buscándola en su cuarto, una amiga de la madre durmiendo en la misma cama y, taráán, aparece a un lado, entre la cama y el colchón, y nos dicen que se asfixió. Nos midieron una vez más en apatía e inacción.
“Somos una sociedad bien solidaria”… es un mito de los sismos, en donde sólo ayudamos por la culpa del sobreviviente; unos quince días ayudo y ya me olvido.
Al mexicano no le importa nada si no le afecta personalmente; le puede indignar más un penal a su equipo de futbol que el asesinato de tres hermanas de 9-11 años y su madre esta semana, o la desaparición de Paulette, el asesinato de Debanhi Escobar, cuyo cuerpo apareció en una cisterna 13 días después de bajarse de un Uber, o que la muerte de niños y niñas de Guerrero y Chiapas que explotan en pedazos por las narco minas que encuentran sembradas mientras huyen de sus comunidades, o que los niños que mueren por falta de medicamentos oncológicos o por falta de vacunación debido al desabasto. Sólo es capaz de salir al Zócalo, con todos, si gana su equipo.
Y me preocupa que, cada vez más, estemos normalizando la mala praxis, la corrupción, el que lastimen nuestros derechos, el que cambien la Constitución a modo, el que nos pongan un Poder Judicial no independiente, lleno de perfiles de dudosa reputación y preparación; la inseguridad, la creciente suma de asesinatos, asaltos y cobro de piso como nunca antes lo habíamos visto. No nos impacta nada. Ni el mal manejo del COVID, con casi un millón —repito: UN MILLÓN— de mexicanos y mexicanas fallecidas con nombre y apellido, con familia que hoy les llora. Nada nos provoca. Y por ello, este régimen no se detiene y avanza con cinismo y sin respeto alguno a la ley.
Nos quitaron el INAI, el acceso a la información, y no hicimos nada. Nos quitaron el CONEVAL, no podremos medir la pobreza y el discurso será que se reduce.
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