Por Jimena de Gortari Ludlow
La Ciudad de México, como ya se ha dicho en esta columna, enfrenta un enemigo silencioso, persistente e invisible: el ruido. Desde el tráfico incesante hasta la música a alto volumen en establecimientos mercantiles, espacios públicos o viviendas, por mencionar algunas fuentes sonoras. El ruido es el segundo contaminante ambiental de la ciudad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha advertido sobre los efectos negativos del ruido, que van desde alteraciones del sueño y estrés, hasta enfermedades cardiovasculares. Ante esta situación, es urgente implementar acciones y estrategias para reducir este problema.
A continuación, les comparto 12 medidas – mis “doce uvas contra el ruido”- que, considero, podrían marcar una diferencia significativa en la lucha contra el ruido en la Ciudad de México.
1. Fortalecer la normativa sobre ruido urbano
La legislación actual sobre contaminación acústica en la Ciudad de México debe ser más estricta y específica. Esto incluye establecer límites claros de ruido para diferentes zonas: habitacionales, comerciales e industriales, implementando una zonificación acústica. Además, se debe exigir la instalación de medidores de ruido en zonas críticas – por ejemplo, vialidades primarias- para monitorear y controlar las emisiones acústicas.
2. Implementación de zonas de bajas emisiones sonoras
Inspirado en las políticas de zonas de bajas emisiones en ciudades europeas, la Ciudad de México podría establecer "zonas silenciosas", especialmente en áreas residenciales, parques y espacios públicos, donde se limite el paso de vehículos de alto ruido – incluidas las motocicletas-, uso de equipos de audio y maquinaria ruidosa.
3. Reforzar el control de las emisiones sonoras del transporte público y privado
El ruido del tráfico es una de las principales fuentes de contaminación acústica, es la principal fuente molesta en la ciudad. Se deben renovar y modernizar los vehículos del transporte público, especialmente los autobuses, priorizar el transporte eléctrico y regular el uso de vehículos privados con niveles de ruido excesivos. Además, se pueden incentivar los autos eléctricos, mucho menos ruidosos, mediante subsidios y beneficios fiscales.
4. Incentivar el uso de materiales insonoros en la construcción
Las autoridades pueden promover la utilización de materiales que ayuden a reducir el ruido en la construcción de nuevos edificios o en remodelaciones. Los materiales como ventanas acústicas, paredes insonorizadas y techos absorbentes de sonido podrían reducir considerablemente el impacto del ruido en áreas residenciales.
5. Fomentar la cultura del respeto al volumen
Una parte esencial de la lucha contra el ruido es sensibilizar a la población. Programas educativos y campañas de concientización pueden ayudar a crear una cultura de respeto al volumen, especialmente en cuanto a ruidos generados por la música, el uso de maquinaria o incluso actividades en la vía pública.
6. Mayor presencia de la policía ambiental
Es fundamental contar con un cuerpo especializado de vigilancia acústica, en colaboración con las autoridades locales, que pueda monitorear y sancionar los niveles de ruido en tiempo real. Un aumento en la presencia de la policía ambiental también sería clave para reducir el ruido en horas nocturnas.
7. Fortalecer las leyes sobre horarios para actividades ruidosas
Las actividades que generan ruido, como obras de construcción o eventos al aire libre, deberían tener horarios específicos para su realización, preferentemente durante el día. Las leyes deben incluir sanciones para aquellos que excedan los límites establecidos para la noche o los fines de semana, cuando el descanso de los habitantes está más comprometido.
8. Crear más espacios verdes y zonas de esparcimiento sin ruido
En una ciudad tan densamente poblada como la Ciudad de México, los espacios verdes son esenciales para mitigar los efectos del ruido. Crear más parques y jardines donde se limite el ruido o se fomente actividades más silenciosas, puede proporcionar un alivio importante para los habitantes.
9. Uso de tecnología para monitoreo y control
La tecnología ofrece muchas oportunidades para monitorear y reducir la contaminación acústica. El uso de sensores de ruido distribuidos por la ciudad, junto con aplicaciones móviles que permitan a los ciudadanos reportar niveles de ruido altos y conocer a los que se encuentran expuestos, puede ayudar a que las autoridades tomen acciones más rápidas y precisas.
10. Diseñar calles amigables con el silencio
Implementar diseños urbanos que reduzcan el impacto del ruido, como el uso de pavimentos absorbentes de sonido, es otra estrategia efectiva. Las calles con mayor tránsito vehicular pueden rediseñarse para fomentar el flujo continuo y reducir el ruido generado por el frenado o aceleración de vehículos.
11. Establecer incentivos para la adaptación acústica en comercios
Los comercios, especialmente aquellos que generan ruidos por su actividad (restaurantes, bares, gimnasios, talleres), pueden beneficiarse de incentivos fiscales si implementan soluciones acústicas en sus instalaciones, como paneles aislantes de sonido o el uso de tecnología que reduzca el ruido de sus equipos.
12. Fomentar la micromovilidad
La promoción del uso de la bicicleta y de caminar como medios de transporte no solo favorece la reducción de emisiones contaminantes, sino también una disminución significativa del ruido. Incentivar la infraestructura para ciclistas y peatones contribuiría al descenso de ruidos provocados por el tráfico.
Reducir el ruido no es una tarea fácil, pero es urgente para mejorar la calidad de vida de quienes vivimos en la ciudad. Todas estas acciones requieren un esfuerzo colectivo de ciudadanos, academia, autoridades y empresas; es urgente la implementación de políticas públicas eficaces contra este contaminante.
En espera de que las cosas sucedan ¿qué haces para reducir el ruido en los espacios que habitas durante el día? ¿Cuidas el ruido que emites? El ruido no solo afecta nuestra salud, sino también nuestra paz mental y nuestro bienestar, y es responsabilidad de todos crear una ciudad más silenciosa y habitable para las generaciones presentes y futuras.
*Es profesora de tiempo completo de la Ibero. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores y Académica de número de la Academia Nacional de Arquitectura. Con post doctorado por la UAM-Cuajimalpa. Doctora por la Universidad Politécnica de Cataluña. Tiene una especialidad en Museografía por la ENCRYM.
Es autora del libro Guía sonora para una ciudad
Investiga sobre acústica urbana, paisaje sonoro, contaminación acústica, salud urbana y espacio público. Es columnista en Opinión 51, coleccionista de sonidos y activista contra el ruido.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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