Por Ivabelle Arroyo
Este domingo los mexicanos tendremos una jornada electoral muy especial. Histórica, sí, claro, en eso estoy de acuerdo con la Presidenta. ¿Histórica con una connotación positiva? No, pero histórica. Este domingo habrá urnas, boletas, funcionarios de casilla, observadores y una jornada organizada por el Instituto Nacional Electoral (INE) para renovar 1,600 cargos en el Poder Judicial. Cargos de juzgadores, ni más ni menos. Desde ministros que resolverán si la Constitución se está violentando hasta jueces que determinarán quién acostará a los niños después de un divorcio y qué hacer con el auto del señor que falleció sin testamento.
No hablaré más de la reforma judicial o de la inconveniencia de acercar electoralmente a los jueces con los justiciables (los electores son los sujetos de la justicia, los justiciables). Esta vez les cuento sólo lo que pasará este domingo.
En total, se renovarán más de 1,600 cargos judiciales: – 9 ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación – 165 magistraturas de circuito (los que resuelven apelaciones) – 875 juzgados federales – Y un número adicional de jueces y magistrados locales, cuya cantidad varía según el estado
No hay partidos políticos, pero hay tres grandes grupos de candidatos: los propuestos por la Presidencia, los propuestos por Morena en el Poder Legislativo y un tercer grupo de candidatos que inicialmente serían aprobados por el Poder Judicial actual y terminaron siendo aprobados por el Senado. Hay quien considera que conocer el origen de los candidatos es un elemento relevante a la hora de votar. Los críticos del oficialismo piden inclinarse por los del tercer grupo. Para su fortuna, en las boletas estará indicado de qué grupo proceden y no mucho más.
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