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Por Gabriela Sotomayor

Los medios de comunicación también son racistas y discriminan. Cubren todos los pasos que da el presidente de Estados Unidos Donald Trump, escriben las barrabasadas del político millonario, que si los aranceles contra México, los aranceles contra el mundo, su 25% más al costo de aluminio y acero, que si quiere vaciar la Franja de Gaza para construir un resort tipo Mar -a- Lago; sus llamadas con Vladimir Putin y cuanta ocurrencia tiene. También cubren hasta el cansancio las actividades de la presidenta Claudia Sheinbaum, su defensa a los inmigrantes, su frase célebre de “soberanía sí, sometimiento no”. Además, sus viajes por el país, sus reuniones, en fin, documentan cada paso de la mandataria. Trump y los migrantes son el tema caliente en lo  internacional seguido por Gaza y Ucrania, pero poco se dice de lo que pasa en Venezuela, Nicaragua, Cuba, en Colombia, en Argentina, Brasil y en general en América Latina y en el ámbito nacional lo que vende es el narco, la presidenta (un poco a la fuerza) asesinatos de políticos, violencia y, por supuesto, la falta de seguridad. La vida en México se va convirtiendo en la nota roja.

Poco se habla de los desaparecidos cuyo número sigue aumentando durante el gobierno de Sheinbaum, a los medios ya les da flojera cuantificar los muertos, ya es una historia conocida, no se indigna la prensa con cada periodista asesinado, ni con las cifras de secuestros, extorsiones, robos a mano armada y graves violaciones de derechos humanos como el uso generalizado de tortura en las cárceles, las ejecuciones extrajudiciales y mucho menos hay un escándalo por las muertes de los niños con cáncer que siguen ocurriendo. Cada cuatro horas muere en el país un niño de 5 a 14 años con cáncer, en 2020 se registraron mil 600 muertes por esta cruel enfermedad que sigue ocurriendo y cobrando vidas por falta de tratamiento y medicamentos, algo que en otro país como Suecia o la Dinamarca tan amada por López Obrador no sucede y si llegara a pasar ¡sería un verdadero escándalo!

La OMS acaba de informar que en el último recuento han visto con agrado que a nivel global la cifra de la muertes de niños con cáncer ha disminuido gracias a la eficacia de los nuevos tratamientos. Excepto en México, en donde siguen muriendo niños con este padecimiento, niños cuyas muertes han sido evitables, muertes inútiles, padres desconsolados y todo porque se redujo el presupuesto destinado al cáncer infantil. Reitero: en México cada 4 horas muere un niño con cáncer. Falta su tratamiento y sus medicamentos. Es cruel e inhumano que mueran por un cáncer curable y al final nadie se hace responsable por esta tragedia.

Y en el plano internacional, el mundo para los medios nacionales es muy chiquito. Falta ver el espacio que los diarios le conceden a lo que pasa más allá de sus narices. Los diarios como el Reforma destinan una página, así es, una página a la sección de internacional. Lo mismo en radio y televisión. Si la mayoría de los mexicanos dependen de lo que les informan los medios nacionales han de pensar que viven en un mundo feliz con malvados como Trump y Netanyahu. Si acaso dan cobertura a alguno que otro suceso en América Latina como las locuras de Milei en Argentina, los abusos de Nicolás Maduro en Venezuela o las graves violaciones de DDHH en Nicaragua con la pareja diabólica de los Ortega Murillo.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.