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Por Frida Mendoza

“Si yo hubiera estado en su lugar…”, “yo lo hubiera confrontado”, “yo lo hubiera denunciado”... El hubiera no existe, lo sabemos y sin embargo las respuestas hipotéticas y reacciones posibles son naturales.

Desde el ámbito personal puedo recordar las, lamentablemente, muchas veces que he sido acosada en la calle o transporte público y las muchas sugerencias hechas por personas que me estiman de cómo o qué pude haber hecho y respondido, pero eso solo se queda ahí.

Esto me trae a un hecho reciente (del año pasado) en el que se desenvolvió una “polémica”, mensajes terribles, reacciones de actores involucrados y a ese mar de hubieras posibles: la confrontación de la saxofonista Elena Ríos con una mujer que la estuvo acosando y que es defensora de su agresor.

No quiero entrar en muchos detalles porque el video se hizo viral y como si se tratara de un deporte o algo, había que elegir un bando, juzgar y cuestionar las acciones. Otra vez, algo natural sobre todo si hablamos de que cada vez más los algoritmos de las redes sociales (sobre todo X o Twitter) favorecen las reacciones negativas. 

Y aquí encaja perfecto el meme donde le dicen a Bart Simpson que diga lo suyo, pero me es inevitable cuestionar: ¿qué papel toman ahí los medios de comunicación?

Revisando el caso, el video viral donde Elena Ríos golpea a la mujer provino en una cuenta en X de una comunicadora oaxaqueña que hizo un corte al video completo y mostró únicamente el momento en el que Elena agrede. 

Posteriormente ese video fue replicado por varios medios de comunicación con plataformas grandes y cuyo impacto inmediato generó reacciones en contra de Elena y nuevas amenazas a ella, incluso señalando que la saxofonista “merecía el ataque con ácido porque seguramente era conflictiva”.

Antes de pasar a la reflexión tengo otro caso: Melanie, la joven tamaulipeca que fue víctima de intento de feminicidio y que a finales de diciembre se dio a conocer que supuestamente había sido detenida por un robo.

Al día siguiente, la joven salió a declarar que todo se había tratado de un malentendido, explicó que no había cometido ningún delito, la tienda en la que supuestamente había robado una prenda ni siquiera presentó cargos y las autoridades presentaron una versión distinta. Melanie pidió que dejaran de hablar mal de ella porque de pronto en redes era juzgada y se asumía -nuevamente- que era merecedora de las agresiones por las que pasó.

En ese caso, al igual que con Elena, no hubo ninguna verificación desde los medios, búsqueda de declaraciones de la familia y lo dicho por las autoridades parecía que estaba escrito en piedra porque nunca se cuestionó.

Ahora bien, y dejando claro que verificar es importantísimo aunque las empresas de redes sociales como Meta digan con sus acciones que no (al cancelar los programas de fact check), quisiera imaginar que el punto al que voy con ambos casos es claro: hay una responsabilidad importante desde los medios de comunicación.

Si tratar casos de víctimas es relevante, darles seguimiento requiere del mismo rigor y nosotrxs no somos jueces, no podemos presentar videos, dejarlos caer como bombas y decir “juzgue usted”.

No hay víctimas perfectas, nunca las habrá, no podemos exigirles absolutamente nada en sus acciones y que si a ojos de muchas personas, éstas cometen errores, de pronto dejar de buscar sus versiones para presentar piezas informativas que, claro, generarán múltiples reacciones y de paso, incitarán al odio.

Una víctima es como cualquier persona, con errores y defectos como cualquiera. Pero en esta escala de matices, el que una víctima cometa errores no borra lo vivido anteriormente ni la hace merecedora de todo el sufrimiento pasado. Es importante pensarlo porque los ejemplos no se reducen solamente a Elena o Melanie, sino a las muchas víctimas de violencia de género, no solo las más de 3 mil 100 mujeres víctimas de feminicidio u homicidio doloso en 2024 en nuestro país, o las 19 mil 980 víctimas de violación y las 61 mil 866 mujeres víctimas de lesiones dolosas en las que suelen catalogar los intentos de feminicidio, todas ellas son víctimas, no perfectas y merecen un seguimiento digno en sus casos.

Valdría la pena plantearnos ¿qué tipo de justicia esperamos si continuamos revictimizando? ¿Vale más una noticia “de último minuto” que avive el fuego contra una persona que ya sufrió muchísimo o una cobertura respetuosa? 

  • Frida Mendoza, periodista y reportera independiente.
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