Por Fredel Romano
¿Por qué algunas personas logran avanzar hacia lo que desean, mientras que otras quedan atrapadas en la inacción? ¿Qué diferencia a aquellos que persiguen sus sueños de quienes solo los contemplan desde lejos? Mi respuesta la he encontrado en lo que llamaría la balanza del querer.
Toda aspiración, todo deseo, todo “querer” se encuentra en constante equilibrio con fuerzas opuestas: el miedo, las creencias limitantes, la inercia o cualquier otra resistencia interna o externa.
La metáfora de la balanza me permitió a mí visualizar esta circunstancia:
Si el peso del querer es mayor que cualquier otro contrapeso que se le oponga, la balanza se inclina naturalmente al camino del querer y pone a la persona en tierra, en el espacio perfecto para dar el primer paso sin ningún obstáculo en dirección a su deseo. Se actúa sin pensarlo demasiado porque el camino se muestra fácilmente.
Sin embargo, si el peso del querer es menor que el de las resistencias (miedos, creencias, etc.), la balanza cambia de posición debido al peso de la resistencia y el deseo queda en lo alto de la balanza desconectado de cualquier camino que pudiera existir para su realización. El querer no desaparece, pero se convierte en un sueño flotante, incapaz de tocar tierra.
Por último, si el peso del querer y el de la resistencia son iguales, se genera un punto de tensión, un equilibrio en el que el deseo no es suficiente para vencer el miedo, pero tampoco el miedo es suficiente para borrar el deseo. Es en este punto donde, a mi parecer, nace la creatividad, responsable de ayudarte a integrar la información que proporcionan ambos pesos y encontrar así nuevas maneras de inclinar la balanza a favor del querer.
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