Por Dayana Aronovich
Emprender es un acto de valentía, especialmente en un entorno competitivo y lleno de desafíos como el mexicano. En mi experiencia, tener una red de apoyo no solo es valioso, es indispensable. En mi caso, esa red tiene nombre y rostro: mi hermana gemela, Dafna. Juntas, hemos construido U Can desde cero, enfrentando retos financieros, emocionales y logísticos que solo alguien en el mismo camino puede entender.
Crear un negocio en una industria dominada por estándares internacionales, como el del equipo deportivo, exige un nivel de compromiso absoluto. Sin embargo, lo que realmente hace la diferencia es contar con alguien que crea en tu visión tanto como tú misma. Dafna y yo no solo compartimos un sueño; compartimos estrategias, responsabilidades y hasta el cansancio. Somos el ejemplo de que las redes de apoyo más efectivas no siempre están fuera de ti; a veces están justo al lado.
Recientemente, nos aventuramos a viajar a China para conocer de primera mano las tendencias del mercado global y visitar las fábricas donde se elaboran nuestros productos. Fue una experiencia transformadora. Ver cómo nuestras ideas cobran vida en manos de expertos y cómo podemos influir en cada etapa del proceso de producción nos llenó de orgullo, pero también nos recordó lo crucial que es tener a alguien con quien compartir ese viaje, tanto literal como figurativamente.
En México, emprender no solo es una opción, es una necesidad para muchas mujeres. Este país ocupa el número 11 de 49 economías con mayor cantidad de mujeres emprendedoras, con un 16.1% de su población femenina en el mundo del emprendimiento, superando a Estados Unidos, que está en la posición 15. Estos números hablan de la resiliencia y la creatividad de las mujeres mexicanas, pero también subrayan la importancia de construir comunidades que las impulsen.
Las redes de apoyo entre emprendedoras no tienen que limitarse a relaciones familiares. En eventos, foros, clases de yoga, he conocido a mujeres con historias inspiradoras que me han enseñado tanto como mi propia experiencia. Crear conexiones, compartir aprendizajes y apoyarnos mutuamente no solo amplía nuestras oportunidades, sino que también nos fortalece emocionalmente.
Atreverse a emprender puede parecer un acto solitario, pero no tiene por qué serlo. Las mujeres estamos redefiniendo el significado del éxito empresarial, y lo hacemos mejor cuando lo hacemos juntas. Al final, las redes que tejemos se convierten en la base sólida sobre la que construimos nuestras metas.
Si estás considerando dar ese primer paso hacia tu propio negocio, mi consejo es simple: encuentra tu red. Ya sea una hermana, una amiga, una mentora o un grupo de mujeres que comparten tu visión. Porque si algo me ha enseñado esta aventura es que juntas, podemos llegar más lejos de lo que jamás imaginamos. Además, tú también puedes ser parte de la red de alguna mujer a la que puedes apoyar. El poder de nuestras conexiones trasciende nuestras propias metas y se convierte en un motor de cambio para todas.
*Dayana Aronovich es fundadora de U Can
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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