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Por Daniella Blejer

En momentos de decepción social y política, autoritarismo y choque, el museo reemplaza a la plaza pública para anidar el diálogo y permitir a la inteligencia asomarse entre las salas de exhibición. Mientras que la Casa Blanca adopta medidas antiinmigrantes y genera tensiones con sus países vecinos o lejanos, el Art Institute de Chicago decide hacer una exposición que reivindica la amistad y el arte de dos mujeres extraordinarias, una mexicana y otra estadounidense, una reconocida en todo el mundo y otra que requiere de mayor visibilidad. 

La exposición: Frida Kahlo’s Month in Paris: A friendship with Mary Reynolds –curada por Caitlin Haskell, Tamar Kharatishvili y Alivé Piliado Santana– reconstruye el encuentro azaroso entre las artistas en París en 1939. De la estancia de Frida en París se sabe –a través del libro de Jaime Moreno Villareal– que la organización de la exposición Mexique (donde ella participó) dejó mucho que desear y que generó un desencuentro con André Breton. También se sabe que Frida estuvo hospitalizada debido a sus complicaciones de salud, sin embargo poco se sabe de la amistad que Frida entabló con Marcel Duchamp y su pareja, Mary Reynolds, quienes la acogieron cuando salió del hospital. 

La pareja vivía en 14 rue Hallé del distrito 14 –en ese momento considerado las afueras de París– en una casa donde a menudo se reunían artistas, escritores y promotores del arte vinculados al surrealismo, entre ellos: Jean Cocteau, Yves Tanguy, Man Ray, Peggy Guggenheim, Constantin Brancusi, Alexander Calder, Raymon Queneau, Alfred Jarry. En la medida en que Frida convalecía pudo integrarse a las comidas con sus anfitriones y conocer a algunos de los artistas.

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