Por Cynthia Dávalos
La partida del Papa Francisco no fue solo un evento religioso, sino un momento que sacudió al mundo. Su mensaje de misericordia, su defensa de los marginados y su valentía para desafiar a los poderosos nos obligan a preguntarnos: ¿qué revela su adiós sobre las divisiones de nuestro tiempo? Como primer Papa latinoamericano, Francisco transformó la Iglesia y la sociedad, pero su partida expuso tensiones globales, especialmente con Israel.
El 26 de abril de 2025, la Plaza de San Pedro se convirtió en un mar de duelo y gratitud. Líderes como Donald Trump, Volodymyr Zelensky, Javier Milei, Emmanuel Macron, el príncipe William y Luiz Inácio Lula da Silva se unieron a cardenales y peregrinos en una misa exequial que honró al pontífice argentino. Sin embargo, una ausencia resonó: Israel, con lazos históricos con el Vaticano, envió solo a su embajador, Yaron Sideman. Ni Benjamin Netanyahu ni Isaac Herzog asistieron. Aunque Netanyahu expresó condolencias el 24 de abril, tres días después de la muerte de Francisco, tras la polémica eliminación de un mensaje de pésame en una cuenta oficial israelí en X, su gesto llegó tarde. La mínima representación en el funeral y este retraso evidencian una relación fracturada, profundizada por las críticas del Papa a la ofensiva israelí en Gaza.
Las relaciones entre Israel y el Vaticano han sido complejas desde 1948. El reconocimiento en 1993 y la visita de Juan Pablo II en 2000 marcaron avances, pero el conflicto palestino siempre fue un obstáculo. Francisco, con su teología de los marginados, buscó puentes interreligiosos, pero su firme postura en conflictos globales generó controversias. Sus críticas a la ofensiva israelí en Gaza, calificándola de “cruel” y con “características de genocidio” en su último discurso de Pascua, el 20 de abril de 2025, leído por un cardenal, fueron un punto de ruptura. Pronunciadas en medio de su frágil salud por neumonía, estas palabras, alineadas con sus llamados por la paz en Ucrania y Siria, desataron una tormenta en Israel, según Reuters. Aunque Herzog y Netanyahu finalmente se pronunciaron, su ausencia en el funeral, frente a la presencia de Trump o Milei, pesó más.
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