Por Claudia Pérez Atamoros
Tenemos que hablar del tiempo perdido, pero no, no, no de la novela de Marcel Proust En busca del tiempo perdido, catalogada por Guinness como la novela más larga del mundo, sino de aquel que como dice el refrán “hasta los santos lo lloran”.
Renato Leduc, el periodista bohemio (1897-1986), autor del soneto hecho canción “Tiempo”, musicalizado por Ruben Fuentes e interpretado por Marco Antonio Muñiz y José José, siempre tuvo la razón: “sabia virtud de conocer el tiempo…”.
¡Y vaya que en México le conocemos requetebién!
Para el mexicano promedio y no, “el tiempo vuela” y se mide en “un momentito”. Se posee la sabia virtud de manejarlo, definirlo y aniquilarlo en un santiamén.
“Un segundito” que inmortaliza el tiempo. “Un momentito” que se mide de tú a tú con destiempo y hágale como quiera.
Es la medida mexicana de dar tiempo al tiempo.
—Ayer quedaste de pasarme el dato en “un ratito”…
—“Dame dos y en “un momentito” te lo envío”.
El reloj nuestro de cada día es el “ito”.
Puede transcurrir un segundo o una eternidad. “Un segundito”. Dilatamos el tiempo a nuestro antojo. —‘Pérame tantito…”
A veces pienso que Albert Einstein, y su teoría “de que el tiempo es relativo”, se inspiró en la relatividad que como mexicanos damos al tiempo y ejercemos aquí, allá y acuyá.
En todo tiempo y lugar, la idiosincrasia del mexicano y su relación con el dios Cronos son, al mismo tiempo un sintiempo, un sobretiempo, un entretiempo, un espaciotiempo, un pasatiempo y también y casi siempre, un contratiempo para quienes de manera lineal pensamos que “el tiempo es oro”.
Porque uno espera un tiempo prudente que “el ahorita”, ni tiene ni entiende. La inmediatez del tiempo se hornea con un “ya merito”.
El que espera, desespera. De ahí que el “ya casi” nos ponga los pelos de punta. Al mal tiempo buena cara.
La simultaneidad en el tiempo, su causa y efecto, en la cotidianidad del tiempo a la mexicana sencillamente no cuaja pero bien que sirve para hacerse guaje. Todo a su tiempo.
La inmediatez del tiempo en México es un despropósito. Matar el tiempo, no.
El tiempo corre y el mexicano se toma su tiempo.
Total, qué tanto es tantito si el tiempo lo cura todo.
Al tiempo…
*Claudia Pérez Atamoros, reportera, libretista y copywriter.
Hoy, investiga, escribe y cuenta.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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