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Por Cecilia Espinosa Bonilla*
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Imagina un día no muy lejano en el que llegas al salón de clases de la escuela de tus hijos, sobrinos o nietos… y no hay maestros. No hay quien los reciba, ni quien los escuche, oriente o inspire. Las aulas están abiertas, pero vacías de ese acompañamiento y guía que dan los docentes. Los estudiantes se sientan frente a sus pupitres, sin saber por dónde empezar. Un niño de ocho años no entiende la tarea y no tiene a quién preguntar. Una adolescente atraviesa una crisis emocional y no encuentra esa mirada empática que sabe contener y orientar. El día transcurre, pero sin aprendizaje significativo, sin el corazón de la escuela: sus docentes.

Está imagen es una representación exagerada y ficticia. No busca describir una situación real, sino destacar de manera enfática el valor y la importancia insustituible de los maestros en la vida escolar y en el desarrollo de los estudiantes.

Según el reciente Informe Mundial sobre el Personal Docente: Afrontar la escasez de docentes y transformar la profesión, elaborado por la UNESCO y publicado en español y portugués con el apoyo de la Fundación SM, para 2030 se requerirán 44 millones de nuevos docentes para cubrir la educación primaria y secundaria en todo el mundo y garantizar el derecho a una educación inclusiva, equitativa y de calidad para todos. 

Las maestras y los maestros son el pilar de cualquier sistema educativo. Ya lo dice el primer Informe McKinsey sobre sistemas educativos (2007): “Ningún sistema puede ser mejor que la calidad de sus docentes”. Esta no es solo una afirmación, sino un principio fundamental demostrado una y otra vez en la investigación educativa. Todos tenemos en la memoria a ese maestro o maestra que nos marcó, que nos hizo creer en nosotros mismos, o incluso nos ayudó a encontrar nuestra vocación.

El informe de la UNESCO revela cifras preocupantes. Pero más allá de los números, subraya los desafíos estructurales: condiciones laborales inadecuadas, escaso reconocimiento social, desgaste profesional, falta de formación continua y políticas educativas desconectadas de la realidad docente.

¿Y qué pasa en México?En nuestro país hay más de dos millones de docentes que diariamente enseñan a más de 33 millones de estudiantes. A simple vista, esto parece suficiente. Pero si miramos con atención, veremos señales de alerta: abandono temprano de la profesión, exceso de tareas administrativas, salarios poco competitivos y escaso acompañamiento profesional.

Aunque México aún no enfrenta una crisis aguda de escasez, las tendencias globales nos llaman a actuar con visión. La rotación docente se ha duplicado en la última década a nivel mundial y el abandono dentro de los primeros cinco años se ha convertido en un patrón preocupante. Si no actuamos ahora, podríamos vivir en carne propia ese “día sin docentes” más pronto de lo que imaginamos.

¿Qué podemos hacer?El Informe nos da señales y algunas sugerencias de política que deben considerarse. La Fundación SM ha recogido los puntos esenciales de varios informes y junto con la UNESCO ha publicado además el Decálogo de condiciones para transformar la educación bajo el impulso de los equipos docentes. 

En síntesis, podemos y debemos apostar por:

• Cuidar por el bienestar integral de las y los docentes, con condiciones laborales dignas y sostenibles, con reducción de tareas administrativas y salarios que reflejen la importancia de su labor.

• Una formación inicial y desarrollo profesional de calidad, que empodere a los docentes y les devuelva el entusiasmo.

• Crear una cultura colaborativa y de mayor autonomía que los involucre en la toma de decisiones. 

• Una cultura social y política que reconozca a los docentes como actores clave del desarrollo y de la cohesión social.

Este informe no debe ser visto sólo como un diagnóstico, sino como una oportunidad para imaginar un futuro diferente y actuar desde hoy. Un futuro donde cada aula tenga no solo un maestro, sino un profesional respetado, capacitado, motivado y acompañado.

Desde la Fundación SM, colaborar con la UNESCO en la publicación de este informe en español y portugués reafirma el compromiso con la transformación educativa. Trabajamos con maestras, maestros, autoridades, universidades, organizaciones de la sociedad civil y organismos internacionales para construir un nuevo pacto social por el profesorado.

Porque sin maestros no hay futuro y apostar por ellos no es solo invertir en la enseñanza, sino en el desarrollo humano, la justicia social y el porvenir de nuestras sociedades.

*Directora de la Fundación SM México 

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@CeciliaEspinos9

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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