Por Bibiana Belsasso
En el mundo se vive un cambio geopolítico. Cada vez más los ciudadanos están votando por opciones que se han radicalizado hacia la derecha extrema. Lo estamos viendo por ejemplo en Estados Unidos, en Argentina, en muchas partes de Europa y ahora, el próximo 23 de febrero, Alemania podría elegir un gobierno con muchas similitudes a los que fueron los Nazis.
Cuando el péndulo gira, siempre se va a un extremo contrario. Los gobiernos de izquierda están perdiendo mucha presencia en el mundo.
Los votantes lo que quieren son resultados, aun cuando las propuestas de ultraderecha tienden a ser más radicales, autoritarias y con menos libertades.
¿Cuándo nos íbamos a imaginar que un gobierno con ideas afines aL Nazi estuviera con muchas posibilidades de ganar?
Las elecciones en Alemania son el próximo 23 de febrero y las encuestas muestran que la socialdemocracia que gobierna va a quedar en tercer lugar, la democracia cristiana, que es el partido de Angela Merkel en segundo lugar y la sorpresa es que la ultraderecha, la más ultraderecha, vinculada incluso a Elon Musk y a Trump, tiene todas las posibilidades de ganar.
La historia muchas veces se olvida, en otros casos se busca la revancha.
Lo que sucede en Alemania por un lado es que se ha minimizado todo el mal que hizo Hitler, para otros todavía sienten que entraron a una guerra que perdieron.
Lo grave de todo esto, es que a la gente se le olvida la historia, ya Alemania vivió lo que fue tener un gobierno Nazi con Hitler, las consecuencias, una Segunda Guerra Mundial. Hoy en Alemania podría regresar esta ultraderecha y quizás lo que más llama la atención es que es una ultraderecha muy cercana a la ideología nazi.
Lo mismo sucede en España. En las últimas encuestas Vox, el partido de ultraderecha puede ganar el gobierno. Lo vemos de igual forma en Hungría, y en Italia ya gobierna la ultraderecha.
La gente quiere votar por quien le resuelva sus problemas y quien mantenga una economía estable. A muchos y aunque sea difícil de creer, no les importa perder libertades, pero sí quieren o aspiran una mejor situación y piensan que estos gobiernos de ultraderecha lo pueden lograr.
Esta tendencia se ve en América Latina en algunos países como Argentina o El Salvador.