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Por Ana Cecilia Pérez

Organizaciones clave como la Asociación Mexicana de la Industria de las Tecnologías de la Información (AMITI), la Asociación de Bancos de México (ABM), la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), la Cámara Nacional de la Industria Electrónica, de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (CANIETI), el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), la Asociación de Internet MX, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) y la Alianza México Ciberseguro deben posicionarse rápidamente para garantizar que esta nueva Dirección General de Ciberseguridad considere sus necesidades y retos específicos.

En términos de:

  1. Gobernanza y transparencia es importante:
  • La creación de un Comité de Coordinación Público-Privado en Ciberseguridad para garantizar una comunicación fluida y una estrategia alineada entre el gobierno y el sector empresarial.
  • La exigencia de transparencia en las decisiones y regulaciones que se implementen desde la Dirección General, para evitar un enfoque politizado o de vigilancia en detrimento de la protección real de datos e infraestructuras.

2. Seguridad en infraestructura crítica y respuesta a incidentes

  • Definir claramente qué sectores son considerados infraestructura crítica digital, asegurando que el sector financiero, el asegurador, las telecomunicaciones, la manufactura y la salud estén en la lista de protección prioritaria.
  • Establecer un canal de comunicación directo para la notificación de ciberataques en tiempo real, garantizando que las empresas puedan colaborar con la Dirección en la contención de incidentes.

3. Talento y desarrollo de capacidades

  • Creación de incentivos fiscales para las empresas que inviertan en capacitación en ciberseguridad y adopten tecnologías avanzadas de protección digital.
  • Promoción de programas de certificación en ciberseguridad en universidades y centros de educación técnica para abordar el déficit de talento en el país.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.