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Por Ana Sofía Pablo López
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Mi nombre es Ana Sofía Pablo López. Fui trabajadora del hogar, vivo en Ixtapaluca, Estado de México y mis papás son originarios del Estado de Oaxaca. La causa por la que trabajo es la defensa y promoción de los derechos humanos laborales de las personas trabajadoras del hogar en México. Es una lucha que ya hemos avanzado a nivel nacional. ¿Y cómo comencé a ser activista? Yo comencé por una historia de vida personal. Mientras estudiaba la carrera de sociología en la Universidad Autónoma Metropolitana, empecé a trabajar en casa porque mi mamá me llevó a trabajar en casa. Ella realizaba actividades de limpieza, cocina, lavado y planchado, entre otras, y ella iba de entrada por salida. Hacía tres horas de camino. En ese tiempo, cuando yo estudiaba la universidad, por el año 2010, necesitaban una persona que realizara actividades de lavado y planchado. Mi mamá me llevó: solicitaban una persona de confianza o alguien que conociera a mi mamá. Yo empecé a trabajar como por días, un poco teniendo la flexibilidad de la universidad, pues iba los días que no tenía clases o iba los sábados. Realizaba la actividad de lavado y planchado, y era como un cuarto muy chiquitito en el que apenas podía extender los brazos: un cuarto sin ventilación. Tenía solo el burro de planchar. Me dejaban ahí toda la ropa que tenía que planchar. La señora, el señor y tres hijos varones. El mayor tenía aproximadamente la misma edad que yo. 

Algo que me impactó es que cuando entrábamos al lugar, era por un elevador  independiente, tal cual: un elevador del servicio doméstico. Había una entrada para el servicio doméstico. Todo esto en unos departamentos en Cuajimalpa de Morelos. Yo vivo en Ixtapaluca, era un trayecto de tres horas de ida y tres horas de regreso. Es un tema que me tocó desde un principio porque mi mamá fue toda su vida trabajadora del hogar. Ves muchas cosas de cerca como no poder tener este acercamiento con tu mamá porque trabaja mucho. 

En la universidad empecé a tocar el trabajo del hogar remunerado. En ese entonces ni siquiera hablaba del trabajo del hogar, sino hablaba del trabajo doméstico porque era algo que yo no identificaba como un trabajo digno o que reconocerlo buscaba la dignificación de las trabajadoras del hogar, desde su nombre. 

Al momento de quererme titular, elegí este tema para hacer mi tesis de titulación. De hecho en la Universidad Autónoma Metropolitana no había estudios referidos a ello o a este sector y soy la primera que hace esta tesis. Mi tesis fue “La construcción de la identidad ocupacional de las empleadas del hogar en la Ciudad de México”. Ahí empecé a hacer mi servicio social en Fondo Semillas, apoyando en el área de programas y es justo cuando conozco a varias organizaciones que tocaban aspectos de derechos laborales y  defensa de la tierra. 

En derechos laborales estaba el de trabajadoras del hogar y trabajadoras de la maquila y eso fue lo que me acercó a varias organizaciones. Conocí  a Marcelina Bautista de la organización CASE y desde entonces empecé a tener un acercamiento directo con el tema. Me invitaron a ser parte de la organización, a apoyar, a participar en talleres, a estar involucrada en las capacitaciones y ahí estuve de manera directa en esta organización civil desde entonces. Ya llevo 10 años y he aprendido a sensibilizarme y concientizarme. He estado muy involucrada en los avances legislativos en materia laboral para las personas trabajadoras del hogar. 

Nos unimos a Constituyentes por una invitación directa de Luis Fernández -director ejecutivo de Práctica Laboratorio para la Democracia- porque nos interesó muchísimo el proyecto que tenían.

Ser activista en tiempos actuales es poder tener una claridad en lo que estás trabajando, es tener certeza y seguridad de seguir trabajando por este tema. Yo lo estoy haciendo desde siempre porque tengo muy claro cuál ha sido el tema por el cual trabajar. Los retos siempre vienen cuando empiezas a hacer activismo y lucha. El poder, en nuestro caso, es poder organizar a las personas. Ellas son quienes son las afectadas directamente. En este caso, las personas trabajadoras del hogar. Poder organizarlas y capacitarlas, profesionalizarlas, para y por  la defensa de sus derechos humanos laborales. Eso siempre será un reto. 

Tal reto implica ahora aspectos como las nuevas tecnologías, como ir adaptándonos a lo que viene surgiendo con el crecimiento del acceso a la tecnología. ¿Cómo ver que también las trabajadoras del hogar se vayan adaptando y vayan siendo parte de este cambio tecnológico? El reto: ir cerrando un poco esa brecha digital que nos ha excluido más. Y es que hemos sido discriminados de muchas formas, pero siempre decimos que la más grave en su momento fue por parte de la ley. 

Ahora lo que toca es que se hagan cumplir estas leyes. Para el futuro, para el activismo, lo que toca es seguir trabajando. Ya logramos estos cambios en materia legislativa de las personas trabajadoras del hogar, pero aún falta el cambio cultural y social para que se hagan realidad estos cambios y los empleadores reconozcan la relación laboral que existe entre una persona trabajadora del hogar y una empleadora y que el gobierno también haga su parte de difundir las leyes que ya están, que ya logramos, que ya están hechas y que haga, que los empleadores puedan hacer cumplir estos derechos.

Lo que buscamos es la dignificación de nuestro trabajo a través de la firma de un contrato de trabajo por escrito, seguridad social y un salario justo como cualquier otro trabajador.


Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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