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Por Amy Glover Drake

Publiqué un editorial el 24 de octubre de 2024 en El Economista titulado, “Trump 2: El fin del mundo” donde expliqué cómo una segunda presidencia de Donald J. Trump implicaría consecuencias graves para el mundo. Ahora me doy cuenta que el análisis geopolítico quedó corto y que lo que presenciamos no solamente es el fin del poder suave de EUA, sino la estrangulación del sueño americano, una aspiración que siempre abrazaba conceptos que van más allá del éxito económico. 

La legislación fiscal de Trump pasó por el Senado ayer día primero de julio y lo más probable es que faltan pocos días para su firma. El mejor llamado “Bro Bill” es un monumento al egoísmo masculino: aportará beneficios a los más ricos (rara vez son mujeres) y fomentará el sufrimiento de las personas vulnerables, como niñas, niños, personas de la tercera edad y minorías.  

Estamos presenciando el fin del pacto social que creó Franklin Delano Roosevelt durante su larga presidencia (1933-1945), un pacto ampliado bajo las presidencias de John F. Kennedy (1961-1963) y Lyndon Johnson (1963-1969), entre otros.   

A partir de la Gran Depresión —detonada principalmente por la falta de regulación económica y empeorada por el proteccionismo comercial— se logró un consenso sobre la utilización del Estado para velar por los intereses de todas las personas como fórmula para sostener la prosperidad de un país grande y diverso. 

Frances Perkins, la primera mujer en participar en un gabinete presidencial de EUA, merece el máximo reconocimiento por haber construido regulaciones justas para los trabajadores. Ella impulsó el salario mínimo y la eliminación del trabajo infantil. A lo mejor su aportación más importante fue la creación de Social Security, un sistema de pensiones construido con base en las aportaciones de las personas trabajadoras. 

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