Los siguientes 1,000 días: la oportunidad olvidada para el desarrollo infantil en México

Por Adriana Gidi*

Durante los últimos años, la investigación científica ha transformado nuestra comprensión sobre la importancia de los primeros años de vida. Gracias a esa evidencia, sabemos que la nutrición, la salud y el cuidado en los primeros 1,000 días (desde la concepción hasta los dos años) tienen un impacto determinante en la vida de las personas.

Pero existe una segunda ventana de oportunidad igual de crucial: los siguientes 1,000 días: entre los 2 y los 5 años. Y lamentablemente, en muchos países de ingresos bajos y medios —incluido México— esta etapa sigue siendo una oportunidad olvidada.

Hace unos días, el Centro de Primera Infancia del Tecnológico de Monterrey y Fundación FEMSA, en alianza con el Pacto por la Primera Infancia, tuvimos el privilegio de presentar en México la nueva serie de The Lancet Early Childhood Development and the Next 1000 Days. Esta es la segunda serie que The Lancet dedica a la primera infancia: la primera fue publicada en 2017 y se centró en los primeros 1,000 días; esta nueva publicación de 2024 pone el foco en la etapa siguiente. Trae consigo evidencia científica de la más alta calidad sobre esta franja etaria y busca impulsar nuevos compromisos de acción.

Entre los 2 y los 5 años, las y los niños dejan de tener contacto frecuente con los sistemas de salud —como sucede en los primeros años—, y todavía no forman parte plena de los sistemas escolares. Esta "zona gris" en la provisión de servicios implica un riesgo: la falta de atención oportuna en este momento puede afectar el desarrollo cognitivo, emocional y social de los niños.

En México, aunque más de 12 millones de niñas y niños tienen entre 0 y 5 años, apenas el 44% accede a servicios de cuidado, educación inicial o preescolar. Y sabemos que las brechas son enormes: Casi el 50% de los municipios no cuenta con ningún Centro de Atención Infantil (CAI), sólo el 2.2% de los CAI están en zonas rurales —donde vive más de una cuarta parte de la infancia mexicana—, y la cobertura es aún menor en municipios de alta marginación.

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